Córdoba es una ciudad con un importante legado cultural y monumental. Su situación estratégica, y la herencia de los distintos pueblos asentados en sus tierras, la han convertido en un lugar privilegiado.
Hasta esa hermosa ciudad se desplazaron un nutrido grupo de suscriptores en el último viaje organizado por el Club, el pasado 8 de mayo. Nada más llegar y en compañía de Mita Estarellas, del Club del Suscriptor, realizaron la primera parada de este emocionante viaje en la que pudieron admirar el Cristo de los Faroles. Este monumento, conocido también como el Cristo de los Desagravios y Misericordia, ha sido rebautizado por los cordobeses debido a sus ocho faroles, que simbolizan cada una de las provincias de Andalucía. El recorrido continuó hasta el Ayuntamiento de Córdoba, donde quedaron maravillados con el único Templo Romano de la ciudad dedicado al culto imperial y del que existe evidencia arqueológica. Para cerrar el día, se dirigieron hacia la emblemática Plaza de la Corredera, un lugar histórico del que originariamente se cree que en su día ocupó parte del Circo Romano. Las intervenciones arqueológicas han rescatado mosaicos de aquella época, ahora exhibidos en el Alcázar de los Reyes Cristianos.
«Fue Una experiencia maravillosa que todos esperan repetir pronto»
El día siguiente comenzó con un delicioso desayuno y una visita guiada por los patios cordobeses en la zona de Santa Marina, también conocida como el Barrio de los Toreros. Al finalizar un exquisito almuerzo en un restaurante local, y guiados por Marisa, la simpática guía, pudieron visitar la Sinagoga de Córdoba; la única en Andalucía y tercera de las mejor conservadas de la época medieval de España. El día, que dio para mucho, prosiguió con las visitas al Patio de la Posada del Potro, el Museo de Curro Romero y El Palacio de Viana, que alberga la casa señorial más importante y mejor conservada de Córdoba. Este palacio aglutina en un solo lugar la mayor concentración de patios de la ciudad.
El último día del viaje pudieron conocer la impresionante Mezquita-Catedral y el emblemático Puente de San Rafael. Además, exploraron la Calleja del Pañuelo, la Calle de las Flores y el Barrio de la Judería. Tras el almuerzo, en el que volvieron a degustar una rica variedad de platos típicos, disfrutaron de tiempo libre antes del traslado al aeropuerto para ponerle fin a esta escapada. «Una experiencia maravillosa que todos esperan repetir pronto», tal y como apuntó Mita Estarellas, del Club, en la que «no solo disfrutaron de cada visita y actividad, sino que también se crearon recuerdos y se hicieron bonitas amistades entre los suscriptores».