El pasado 13 de septiembre un grupo de cincuenta suscriptores, procedentes de diversos puntos de la Isla, se subió a un avión que les trasladó a la verde Irlanda; su propósito: experimentar una inolvidable estancia de ocho días a lo largo y ancho de un país marcado por una arraigada tradición mística. No en vano, semejantes latitudes albergan cientos de leyendas que desvelan la existencia de misteriosos duendecillos, asimismo aseguran que el día en que Dios derramó una lágrima, ésta formó al contacto con la corteza terrestre la Isla de Irlanda; estos parajes son, también, cuna del whisky, una floreciente industria que supone la principal fuente de ingresos del país. Y no podemos olvidar su profusa tradición literaria: una de las más brillantes plumas de la narrativa contemporánea, James Joyce, procede del país del trébol.
Pero entremos en materia, el grupo aterrizó en la capital, Dublín, hacia mediodía del día 13 para, tras almorzar, dirigirse hacia la bella y singular población de Galway. La siguiente jornada la vivieron a caballo entre la visita realizada a la región de Connemara -con sus abruptos y cautivadores paisajes- y Cnoc, donde acudieron al encuentro del patrón del país, San Patricio.
A lo largo del resto de la estancia en tierras irlandesas, el grupo pudo conocer de primera mano los espectaculares acantilados de Moher (con casi 200 metros de altura), la ciudad de Limerick -uno de los enclaves más desarrollados de la geografía nacional, plagado de majestuosas construcciones medievales-; el pueblo de Killarney -cuyo perfil arquitectónico le transfiere un encanto irresistible-; Cork -el principal foco comercial del Sur del país-; Cashel -población que alberga una de las más importantes muestras de la arquitectura religiosa de inicios de la era cristiana- o Belfast, capital de Irlanda del Norte y uno de los lugares cuyo patrimonio histórico luce más atractivo.
Mención especial para los guías de Viajes Fama: Joan Albert y Marina. Por su parte, Kati Orfila fue la representante del Club del Suscriptor.
Hoteles y comida
En su estancia, el grupo pudo sumergirse en la gastronomía local, asimismo disfrutó de un alojamiento en diferentes hoteles con la confortabilidad como denominador común.