El ruido ensordecedor de miles de cohetes y fuegos artificiales con el que los chinos celebran el Nuevo Año fue el recibimiento que tuvieron el medio centenar de suscriptores a su llegada a Pekín, ciudad en la que durante una semana conocieron las costumbres y los lugares más emblemáticos de la mano de Xiao Jiakun y Zhou Han -Manolo y Joaquín-, los simpáticos guías chinos que acompañaron al grupo durante su estancia en un viaje organizado por Viajes Halcón.
Los viajeros, muy bien protegidos contra el frío ya que algunos momentos las temperaturas se situaban varios grados bajo cero, visitaron el Templo del Cielo -patrimonio de la Humanidad-, pasearon por la gigantesca y vigilada plaza de Tian An Men -para acceder hay que pasar un escaner-, la Ciudad Prohibida, el Templo de los Lamas, o el Palacio de Verano, aunque la visita estrella fue a la Gran Muralla. Sólo siete personas lograron hacer todo el recorrido de esa zona, subiendo miles de escalones para después desandar el durísimo camino, siendo recibidos con aplausos por el resto de viajeros.
No faltaron en el viaje momentos divertidos como el paseo en triciclo por un hutong, los callejones del casco antiguo, o la visita al mercado nocturno de Wangfujing en el que los más valientes degustaron escorpiones, estrellas de mar o gusanos ante la atónita mirada de sus compañeros de viaje, mientras los menos atrevidos saboreaban unas vistosas piruletas de acerolas caramelizadas. Sin duda, toda una experiencia. Y es que la gastronomía también estuvo muy presente. Fueron muchos los que utilizaron los palillos para degustar platos tradicionales, entre ellos el pato lacado. También hubo tiempo para conocer la fabricación de telas de seda, la artesanía del cloisonné, o la ceremonia del té.
La última jornada, como no podía ser de otra forma, estuvo dedicada a las compras en el Mercado de la Seda o de las falsificaciones. Más de 3.000 tiendas donde perderse y regatear que hizo las delicias del grupo, en especial de las mujeres. Los viajeros -para entonces ya grandes amigos-, celebraron una cena de despedida en la que se sortearon regalos. Tras casi 12 horas de vuelo y cansados pero muy felices finalizó este viaje, magnífico gracias al buen hacer de Alicia y Ricardo, los guías acompañantes.
13/feb/2011 | clubdelsuscriptor.com