Si a uno le gusta la fiesta no hay como irse a Tenerife en Carnaval para disfrutar de unos días festivos en los que se vuelca toda la población. Y eso es lo que precisamente hizo este grupo de 30 suscriptores, visitar la isla del Teide en un viaje organizado por Viajes Fama y acompañados en todo momento por un guía local, Valentín.
Cinco días de ambiente muy familiar, y con muchos suscriptores jóvenes, en los que todos saborearon cada plato típico, cada rincón paisajístico y cada comparsa.
Hospedados en un hotel de Puerto de La Cruz de cuatro estrellas, llamado Turquesa Playa, los amigos del Club gozaron de una ubicación muy cerca de la plaza donde se celebraban desfiles de Carnaval, por lo que cada noche bajaban para bailar y divertirse en la colorida fiesta.
Destinaron su primer día a visitar la Candelaria, patrona de Canarias. Después, descubrieron el Acantilado de Los Gigantes. Este primer día de contacto también brindó tiempo para visitar los pueblos de Santiago del Teide y Garachico, con la posibilidad de dar un paseo en camello. Y para finalizar una jornada intensa, en Icod de Los Vinos contemplaron la majestuosidad del Drago Milenario.
Las Cañadas del Teide fueron el objetivo del segundo día con una visita a La Orotava, para continuar hasta el Teide y, ya dentro del Parque Nacional del Teide, visitaron El Portillo de la Villa, Montaña Blanca, La Piedra Pómez, La Ruleta, Roques de García,... El Teide lucía maravilloso con un sol espléndido y caprichoso que parecía que solo quiso asomarse ese día.
Después de comer, el grupo continuó la ruta por el Mirador del Diablillo hacia La Tarta, Fuentes del Joco, Mirador de Ortuño, para continuar bajando hacia La Esperanza.
El ecuador del viaje fue menos ajetreado pero de gran interés también, ya que visitaron el Loro Parque, con las miles de especies de aves y otros animales. Ya por la noche, en el centro de Santa Cruz, asistieron al impresionante desfile de Carnaval, donde el color y la música inundaban las calles de la capital tinerfeña.
El último día, antes de regresar a Palma, lo destinaron a visitar la Laguna, ciudad universitaria y episcopal, también declarada en 1999 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Cabe destacar que el grupo de socios saboreó, en la cocina típica de Tenerife, platos como el puchero tradicional, el gofio, el mojo picón o las papas arrugás.